14 diciembre 2016

Love. How much is gained?

Se apagaba el verano de 1979 cuando Ian Curtis escribió «Love Will Tear Us Apart», una de las canciones míticas del punk británico. Sus biógrafos aseguran que en el corazón de esa letra ―como en el concepto marxista de capitalismo― descansaba el germen de su propia destrucción. Curtis estaba casado pero se había enamorado de una groupie belga ―y ella, por supuesto, de él― y entonces todos los engranajes de la desgracia comenzaron a girar.

Love Will Tear Us Apart, pensó Curtis en agosto o septiembre de 1979. Tenía veintitrés años y aunque joven y talentoso y bañado de éxito ese sería, a la postre, su último verano. Podríamos creer que, de alguna manera, murió enamorado; es decir desgastado, es decir consumido por la maravillosa y asfixiante fuerza del amor.



Pero amor, claro está, no sólo significa felicidad.

Antes, en 1964, Ed Cobb escribió la canción que da título a esta antología: «Tainted Love». Y como haría Curtis quince años más tarde ―quizá de un modo más encriptado―, Cobb nos advierte que, a veces ―¿o deberíamos decir siempre?―, es mejor dejarlo: abandonar, separar los caminos incluso ante la aterradora certeza del dolor. Dice Cobb: I've lost my light (he perdido mi luz). Y también: The love we share seems to go nowhere (el amor que compartimos parece ir a ninguna parte). Y dice: Now I know I've got to run away. I've got to get away (Ahora sé que tengo que escapar. Ahora sé que tengo que alejarme.). En el caso de Curtis y su Love Will Tear Us Apart, los planteamientos son más superestructurales: ¿soy yo el que no está a la altura? (Is my timing that flawed?), ¿nos hemos perdido el respeto? (Our respect run so dry?). También recurre casi por completo a las metáforas: ¿Por qué la cama está tan fría de tu lado? (Why is the bedroom so cold turned away on your side?). Con todo son, evidentemente, letras hermanas, construidas bajo el influjo perturbador y desconcertante que deviene del amor: el dolor. Ambas canciones han sido infinitamente versionas en los últimos cuarenta años porque ―entre otras cuestiones― nadie puede concebir el amor sin este insoportable contratiempo. 

Tainted Love. Amor corrompido, amor contaminado. Tainted Love: la fase «chunga» del amor ―¿o es el precio que pagamos por las horas felices?―. Tainted Love: la etapa tóxica. Tainted Love: el desamor: la disolución del sentimiento aun cuando éste no esté disuelto y siga abrasándonos con toda su potencia.

Curtis y Cobb lo sabían. Lo sabían del mismo modo que lo saben las autoras y los autores de este libro. La música, la narrativa, la lírica. Siempre lo supimos. Ustedes, ellos, nosotros. Porque nosotros también lo sabemos. Claro que sí. Sabemos que, si amamos ―más temprano que tarde―, nos envolverá el dolor. Porque Amor y Dolor coexisten bajo un mismo techo, son un solo bloque. Indivisible. Amor del bueno y amor del malo, dolor del bueno y dolor del malo. No tenemos, pues, escapatoria. Y esto debería saberlo todo el mundo.

Cerraré esta introducción al sexto volumen de la colección Generación Subway con una nota de color. Una casualidad. Porque en estos días he vuelto a ver ―sin intención― 21 Gramos , esa extraordinaria película que rompe con buena parte de los esquemas cinematográficos y que aporta, desde el punto de vista narrativo, un nuevo modo de contar. Y es que el film habla del dolor, de la culpa y, como efecto secundario, de la venganza. Pero es el amor el único y verdadero motor de esta tríada: el amor y la pérdida de éste. Creemos y pensamos y hasta nos flagelamos cuando perdemos el amor. Sufrimos la pérdida, la ausencia, la ya no-posesión del otro. Pero, ¿y si ese amor ―como le ocurrió a Curtis o a Cobb― nos destruía, nos destrozaba, nos infectaba y corrompía y contaminaba? ¿Al perderlo perdemos?

En 21 Gramos se invierte la vieja concepción de la pérdida. Esto es lo interesante, porque en una de esas, si virásemos el timón y modificásemos la orientación de la ya no-posesión ―que es, ni más ni menos, el núcleo del dolor― todo podría ser diferente. Pensemos en la inquietante y reveladora pregunta con la que culmina esta película. Acaso deberíamos buscar ―acaso por nuestro bien― en el final del amor, la respuesta a esta pregunta: How much is gained? 

Cuánto. Se. Gana.

[prólogo de Subway VI. Tainted Love. VVAA, Playa de Ákaba, Madrid, 2016]